Childe Roland to The Dark Tower Came – Robert Browning (Gran Bretaña, 1812-1889)

rolando

Este es el poema que inspiró a Stephen King para crear esa maravilla que ha sido La Torre Oscura.

I
My first thought was, he lied in every word,
That hoary cripple, with malicious eye
Askance to watch the working of his lie
On mine, and mouth scarce able to afford
Suppression of the glee that pursed and scored
Its edge, at one more victim gained thereby.

II
What else should he be set for, with his staff?
What, save to waylay with his lies, ensnare
All travellers who might find him posted there,
And ask the road? I guessed what skull-like laugh
Would break, what crutch ‘gin write my epitaph
For pastime in the dusty thoroughfare,
(más…)

Charles Baudelaire… la metamorfosis du vampire

La mujer, entretanto, con su boca de fresa,
retorciéndose como entre las brasas la serpiente,
colmando con sus senos los hierros del corsé,
recita estas palabras impregnadas de almizcle:

“Yo tengo el labio húmedo y conozco la ciencia,
de perder en el fondo de un lecho la conciencia.
Seco todas las lágrimas en mis senos triunfantes,
y hago sonreír a los viejos con risas de infantes.
¡Y para quién me vea desnuda y sin mi velo,
soy la luna y el sol, las estrellas y el cielo!

¡Yo soy, mi amado sabio, tan erudita en deleites,
cuando sofoco a un hombre en mis brazos temibles,
o cuando ofrezco mi pecho a los mordiscos crueles,
soy tímida y libertina y frágil y fuerte.
Que en esos colchones que de emoción se rinden,
por mí hasta los ángeles se perdieran impotentes!”

Cuando hubo succionado de mis huesos la médula,
y lánguidamente me hube vuelto hacia ella,
A fin de con amor devolverle un beso, sólo vi
¡Rebosante de pus, un pegajoso pellejo!

Cerré al punto los dos ojos, en mi gélido espanto
y cuando quise abrirlos a aquella claridad.
A mi lado, en lugar del fuerte maniquí,
que parecía haber hecho provisión de mi sangre,
fragmentos de un esqueleto se agitaban confusos;
De los cuales brotaban chirridos, cual infernal veleta,
o de un cartel que pende al cabo de un vástago de hierro,
que hace girar el viento en las noches de invierno.

Charles Baudelaire.

Versión libre sobre la traducción de Luis Alberto de Cuenca

Published in: on 12 May 2009 at 4:05 PM  Comments (1)  
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La leyenda del Laurel – Apolo y Dafne

Apolo y Dafne. John William Waterhouse (1908)Significado: Gloria, Victoria.

La serpiente Pitón, en la mitología griega, era un monstruo de cien cabezas y cien bocas que vomitaban fuego; era el terror de la campiña de Tesalia porque arrasaba a hombres y animales. Cuenta Ovidio que Apolo, orgulloso por haberle dado muerte, osó desafiar a Cupido, hijo de Venus y de Marte. Este, para castigar tal osadía, cogió dos flechas de su aljaba. Una tenía la punta de oro e infundía amor; la otra era de plomo e inspiraba desdén. Cupido dirigió la primera hacia Apolo, y disparó la segunda a Dafne, hija del río Peneo y de la Tierra. Una violenta pasión por la hermosa ninfa se apoderó entonces de Apolo. Sin embargo ella, herida por la flecha del desprecio, huyó rápidamente tratando de esconderse. Apolo corrió en busca de Dafne, pero ésta, al verse perdida, solicitó la ayuda de su padre. Tan pronto como cesaron sus gritos de socorro, una corteza suave le encerró el pecho, sus cabellos se transformaron en hojas verdes, los brazos en ramas, los pies se fijaron en el suelo y la ninfa quedó transformada en laurel. Apolo, no dispuesto aún a darse por vencido, abrazó el árbol y lo cubrió de ardientes besos, pero incluso las ramas retrocedían asustadas de sus labios. «Si no puedes ser mi amante», juró el dios, «me serás consagrada eternamente. Tus hojas serán siempre verdes y con ellas me coronaré». Desde entonces, el laurel es el símbolo de Apolo y con él se  galardona a los vencedores, artistas y poetas.

Soneto XIII – Garcilaso de la Vega

A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro oscurecían.

De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!


De cielos y olimpos – Akeru

De cielos y olimpos

Published in: on 16 diciembre 2008 at 6:38 AM  Deja un comentario  
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Pequeño poema infantil – Ruben Dario

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Published in: on 14 noviembre 2008 at 2:20 PM  Deja un comentario  
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Fantasia de Puck – Manuel Machado

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Published in: on 14 noviembre 2008 at 1:19 AM  Deja un comentario  
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Los sueños – Antonio Machado

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Published in: on 13 noviembre 2008 at 1:31 AM  Comments (2)  
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la niña del lago – Ramon de Almagro

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Published in: on 1 marzo 2008 at 5:22 PM  Comments (2)  
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El cuervo – Edgard Allan Poe

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Published in: on 11 enero 2008 at 12:53 AM  Deja un comentario  
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Sueño infantil – Antonio Machado

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Published in: on 5 enero 2008 at 1:08 AM  Deja un comentario  
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